DE "SIETE POEMAS"
III
Qué mal! qué mal
se explican mis heridas.
Y eso que para ello solo tienen
la sangre y la palabra
Solo
la sangre y la palabra.
IV
Se nos iba
la rosa...
Yo la detuve con mi dulce miedo
y mi blanca amargura.
Pero solo un instante!...
Entre un coro de luz
cada pétalo
vivía de milagro.
Y próximo a caer
se sonreía...
Hay sonrisas en la rosa
casi tan mías como mi muerte...
........................................................la muerte!
V
Me lo dijo una amiga
y yo lo escribo:
a la azucena
no le gusta que le cuenten
lo que oye el abanico antes del beso.
A la amapola, sí.